lunes, 31 de agosto de 2009

Las dificultades de emigrar

Emigrar es una de las acciones mas duras y dificiles que una persona puede tomar.

En el pueblo de Garachico, en la isla de Tenerife, hay una estatua de una persona llevando unas maletas, corriendo en dirección a América. Lo mas llamativo de la estatua es que el viajero tiene un hueco donde debería estar su corazón. Básicamente, es una buena metáfora de lo que significa ser un emigrante.

Como emigrante que soy, me siento identificado con dicha estatua debido a que, a pesar de la rabia, el dolor y el odio que puedo sentir por el estado de la Venezuela presente, mi corazón aún está ahí. No puedo dejar de pensar en mi país, la tierra que me vio nacer y que me ha dado la formación que poseo. Quizás por eso es que siento tanta rabia y dolor por Venezuela. Probablemente sea ese el motivo por el cual escucho la radio de Venezuela a través de Internet, veo Globovisión o leo las noticias desde allá.

Para quien quiera irse del ex-país, quisiera puntualizar algunas ideas al respecto.

1.- El emigrante nunca es recibido con los brazos abiertos, de hecho, no le importas a casi nadie a donde quiera que llegues.

2.- El emigrante debe aprender todo de nuevo. Debe aprender los modismos y formas de hablar de la localidad, debe adaptarse a las costumbres locales, incluso hasta algunas probablemente consideradas como ridículas o desfasadas. No importa tu opinión al respecto, son sus costumbres y debes respetarla.

3.- El proceso de adaptación al país es largo y complejo. Es normal que el emigrante se deprima debido a que no tiene un suelo sólido donde pisar ni tiene una meta clara hacia donde ir.

4.- No hay garantías de éxito para el emigrante. Emigrar es una apuesta de muy alto riesgo donde, con suerte, tus sueños se hacen realidad; pero si no tienes suerte puedes perder lo poquito que pudiste reunir antes de irte del país.

Honestamente, he sido muy afortunado al haberme ido. Me ha ido bien, hasta el momento; pero si hubiera sabido las vicisitudes por las que iba a pasar... quizás no me hubiera ido con tanto optimismo como cuando me fuí.

jueves, 27 de agosto de 2009

El futuro.

¿Por qué emigré?

Hace poco mas de cuarenta años, mis padres decidieron, de la misma forma que habían hecho mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, irse de su terruño natal con el sueño de labrarse un porvenir mas risueño para sí mismos y para sus familias. Recuerdo los encendidos relatos de mi padre con respecto a las aventuras y penurias que pasaron mis bisabuelos, y las historias que, de primera mano, me contó mi abuelo acerca de sus experiencias en Cuba primeramente y luego en Venezuela. Todas esas historias tienen como común denominador la lucha para brindar a sus familiar un futuro mas risueño.

Y es que, por lo menos para mí, todos queremos brindar a nuestras familias el mejor futuro posible, que nuestros hijos no pasen por las penurias o dificultades que hemos pasado y que se encuentren mejor preparados que nosotros en su momento.

De la misma forma que mis bisabuelos legaron a sus hijos la mayor riqueza que existía en el momento (Las tierras de labranza), mis padres me legaron lo que en su generación consideraban la mayor riqueza: La educación. De hecho, los adultos de mi generación en mi familia somos los que tenemos mayor nivel educativo de toda nuestra historia.

Mis padres, haciendo los mayores esfuerzos, procuraron que tuviera la mejor educación posible y me brindaron todo su apoyo para que llegase a ser la persona que soy en la actualidad. Y ahora que soy padre, quiero que Anna Celeste, mi hija, tenga todas las oportunidades para que pueda ser mejor que yo, que sea una mujer mas preparada, que sea una buena ciudadana, una buena mujer y una buena persona. Quiero que tenga la mejor educación posible y, de paso, que tenga los mejores valores posibles.

Esa es una razón por la cual emigré de Venezuela junto a Lennys. El país que me vió nacer hace cuarenta años cambió radicalmente en éstos últimos diez años y podría asegurar tranquilamente que la decadencia y el atraso son los ideales del gobierno. Venezuela se ha convertido en el País del Revés. Los nuevos hábitos que se cultivan son la arbitrariedad, la discrecionalidad, el cinismo, el abuso, el oportunismo y la falta de escrúpulos. Se fomentan y exaltan la miseria, la pobreza, la vagancia y la violencia, mientras se penalizan el trabajo tesonero, la mística, la dedicación, el afán de superación y hasta disentir.

¿Existe algún futuro brillante y esperanzador en la Venezuela presente?. A la luz de la criminalización del disenso, el fomento de la cultura de la miseria y el descenso de la calidad de la educación, mucho me temo que el legado que recibirán los niños en Venezuela será un país decadente, depravado, anarquizado y desmoralizado.

Ese futuro no lo quiero para Anna.